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La situación actual está generando una gran incertidumbre en los productores y procesadores de carne, si bien la demanda en el mercado internacional no ha registrado complicaciones y aún se mantiene alta, la pandemia del COVID-19 supone un gran riesgo para la cadena de suministro.
En Chile, los primeros meses del año han sido complicados, pues la situación del COVID-19 en China generó dificultades para descargar los embarques chilenos y debido a esto se registró una caída del precio del cerdo de casi un 37% entre los meses diciembre, enero y febrero (gráfica 1). En marzo la situación se ha estabilizado y, en las últimas dos semanas, el precio se ha elevado un 6%.
En Argentina se ha conseguido un gran hito para la industria, pues se ha conformado la Mesa Nacional de Producción Porcina, un organismo que congrega a casi una decena de organizaciones gremiales del sector porcino de todo el país y que tiene como objetivo trabajar de manera estratégica para impulsar la industria.
La situación del mercado ha sido positiva, pues el margen bruto se encuentra entre un 20 y 30% en los meses de enero-febrero y, según cifras del Ministerio de Agricultura, en enero la producción de carne de cerdo se elevó un 1% respecto al mismo mes de 2018, las exportaciones crecieron un 51,25%, alcanzando las 2.343 toneladas, y las importaciones bajaron significativamente un 42%, llegando a las 2.050 toneladas. En este mismo mes lo que llamó la atención fue la reducción del consumo de los argentinos, el cual registró 13,87 kilos/persona, un caída de 3,4% respecto al mismo mes de 2018. La situación del COVID-19 puede empeorar aun más las cosas si es que se genera una crisis en la cadena de logística, pues ha sido el primer país de nuestra región en aplicar cuarentena total a sus ciudadanos.
En Brasil, las cifras de 2019 han sido positivas para el sector de la agricultura, pues creció más de un 3,81% respecto al 2018. El PIB de este sector representa un 21,8% del total del país y uno de los subsectores que más creció es el pecuario, con un 23,7% de crecimiento respecto al 2018. Para este 2020, se espera que la situación no cambie, pues las exportaciones en los primeros dos meses del año han aumentado a un ritmo superior al 20%, respecto al mismo periodo de 2019. En febrero el precio del cerdo tuvo una caída debido a la incertidumbre que generó la epidemia del COVID-19 en China, sin embargo, en marzo el suministro de carne y las exportaciones no se han visto afectadas y el precio nuevamente se recuperó. En este momento todo el sector está trabajando en programas de contención de la pandemia, para que no afecte a la cadena de suministro.
En Colombia, el principal gremio de porcicultores, PorkColombia, está trabajando en la contención del COVID-19 en sus granjas, fabricas de alimento y plantas de procesamiento, además está pidiendo al gobierno que eliminen las tasas arancelarias del maíz, ya que el país ha sufrido una fuerte desvalorización de su moneda (superior al 15%), por lo que costo de producción está aumentando. En los primeros meses del año es común que el precio tienda a la baja, sin embargo llama la atención (gráfica 4) cómo la línea de tendencia es más acentuada este año. El país cafetero celebró un nuevo récord de producción en 2019, que superó el 10% respecto a 2018 y que además obtuvo un histórico consumo de carne per cápita de 11,2kg.
En México, la producción sigue creciendo y también lo hacen las exportaciones. Uno de los destinos que más ha crecido ha sido China, quien ha incrementado sus compras más de un 900% en el mes de enero. Se espera que este año China sea el principal comprador de carne de cerdo mexicana, pues se siguen habilitando plantas cárnicas de exportación. Si bien las explotaciones están aumentando, el precio no ha mostrado el mismo ritmo de crecimiento y más bien ha caído en los primeros meses del año, principalmente por el aumento de las importaciones después del nuevo tratado de libre comercio entre EEUU, Canadá y México.
En conversaciones con integrantes del gremio de porcicultores más grande de México, la OPORPA, pude constatar que están trabajando fuertemente en la creación de programas de contención frente al COVID-19 y así evitar que la cadena de suministro se vea afectada.
